Que aparezca alguno de estos bichos merodeando por nuestra piscina es algo frecuente y natural, especialmente si estamos cerca de un jardín o una zona rústica. El problema viene cuando su presencia se hace más habitual de lo deseable o empezamos a sospechar que han decidido instalarse de forma permanente. Es entonces cuando nos preguntamos qué estamos haciendo mal, si el mantenimiento de la piscina es el óptimo o si necesitamos aplicar algún tipo de tratamiento adicional que aleje a estos inquilinos clandestinos del agua.
Algunas pautas básicas
Obviamente, la mejor forma de prevenir el anidamiento de insectos en la piscina es NO descuidar su limpieza y desinfección. A menudo, la falta de constancia en el mantenimiento de la misma provoca la aparición de algas microscópicas que pasan totalmente desapercibidas a nuestros ojos, pero que son un edén de nutrientes para todo tipo de bichos.
Del mismo modo, mantener unos niveles de pH del agua por debajo de lo recomendable (entre 7,2 y 7,6) hará que tu piscina sea aún más apetecible para cualquier insecto deseoso de darse un remojón. Y es que, con las altas temperaturas, no hay ser vivo que se resista a los placeres de un buen baño, sobre todo si la acidez que aporta el cloro es insuficiente.
Si pese a los esfuerzos anteriores la situación se desmadra, siempre tenemos la opción de recurrir a los plaguicidas. Pero hay que recordar que, para que este tipo de tratamientos surtan efecto, se requiere el uso de sustancias químicas que pueden generar problemas en las pieles más sensibles, dañar el ecosistema e inutilizar la piscina durante algunos días.

Cloración salina, la prevención más natural
Cualquiera que haya instalado un sistema de electrólisis salina para la limpieza y desinfección de su piscina habrá notado que la presencia de insectos es mínima en comparación con las que usan cloro. El motivo es muy sencillo: la mayoría de los artrópodos siente aversión por el agua salada. Además, la sal elimina la tensión superficial del agua, lo que provoca que las patas de estos pequeños visitantes no floten y se hundan.
Los equipos de cloración salina, además de mantener a punto nuestra piscina con menos esfuerzo que con el método de cloración tradicional, consiguen ahuyentar a abejas y avispas simplemente por esa fobia suya a la sal. Pero a los bichitos que hacen del agua su hábitat natural no les incomoda tanto el agua salada como la alta capacidad de desinfección que ofrece la electrólisis. Lo que ellos buscan son bacterias y algas que les alimenten, justo lo que no van a encontrar en una piscina convenientemente tratada con cloración salina.

Más artillería
Como ves, no hay mejor barrera contra estos visitantes indeseados que la prevención. En ese sentido, no podemos ignorar la otra gran batería de recomendaciones que decantarán la batalla de nuestro lado:
- Cubiertas o cobertores para evitar la proliferación de larvas, tanto en invierno como en los periodos de inactividad de la piscina en los meses de verano.
- Limpiafondos automáticos o manuales que ayudan eliminar esos residuos orgánicos (hojas, ramas e incluso bichos muertos) que suponen alimento para otros insectos.
- Luces led o de baja intensidad para reducir su seductora capacidad de atracción.
En H2O Tratamientos analizamos el agua de tu piscina para detectar cualquier problema y ofrecerte una solución a medida que resulte beneficiosa para tu salud, tu bolsillo y el medio ambiente. Así que, si has notado que estos pequeños seres adoran tu piscina tanto como tú, no dudes en llamarnos y te ayudaremos a mantenerlos bien lejos.