Para mejorar la calidad del agua, seguramente te hayas planteado instalar un equipo de ósmosis o un descalcificador en tu hogar. Pero antes de tomar una decisión, conviene conocer las diferencias entre ambos tratamientos de agua para que, en caso de realizar una inversión, el sistema elegido cubra las necesidades reales de tu consumo doméstico y el dinero no se vaya por el desagüe.
Bien es sabido que, en muchos puntos de la geografía española, el agua no es lo suficientemente buena: impurezas, cal, nitratos, plaguicidas y otros compuestos orgánicos, así como la propia dureza del agua, provocan que cada vez más hogares se decidan a implementar algún tipo de equipo para tratar el agua que llega a sus viviendas.
Empezaremos por definir brevemente qué es cada uno de ellos para, posteriormente, explicar sus diferencias.
¿Para qué sirven?
La ósmosis inversa es un proceso de purificación que elimina elementos suspendidos en el agua, como las sales e impurezas, permitiendo obtener un agua de excelente calidad para beber. Esto se consigue mediante la utilización de unos filtros y unas membranas semipermeables que retienen las impurezas y el líquido purificado pasa al otro lado. Agua purificada se acumula en un depósito para ser consumida cuando se necesite.
El descalcificador, por su parte, se utiliza para combatir la cal que llega a hogares y empresas en niveles que exceden los limites recomendados. Es lo que conocemos como agua dura, cuya principal característica es la alta concentración en sales de magnesio y en calcio. Sus efectos pueden llegar a resultar nocivos para la salud, ya qué de acuerdo con informes de la OMS, el agua dura provoca entre otras enfermedades: osteoporosis, cálculos renales, cáncer colorrectal, hipertensión, enfermedad arterial coronaria y resistencia a la insulina (consulta los efectos de la dureza del agua). Además, de forma paralela, los efectos del agua duran también se hacen notar en nuestros electrodomésticos, ya que el exceso de cal suele ser la causa de multitud de averías.
Procesos complementarios
Las principales diferencias entre ósmosis y descalcificador estriban fundamentalmente en la cantidad y la calidad del agua a tratar, así como el funcionamiento, la ubicación, el tamaño y el mantenimiento de la instalación.
Los equipos de ósmosis domésticos son utilizados fundamentalmente para beber y cocinar, lo que significa que están pensados para tratar cantidades de agua pequeñas. Habitualmente, los equipos de ósmosis se instalan debajo del fregadero de la cocina y se conectan a una llave de corte (toma de agua) y al fregadero (desagüe). Algunos equipos incorporan incluso una pequeña bomba de agua, por lo que en su caso deben conectarse a una toma eléctrica. Finalmente, el agua ya purificada se suministra a través del grifo que incorpora el aparato.
Por su parte, un descalcificador está diseñado para tratar el agua de toda la vivienda. Los sistemas de descalcificación para el hogar serán los encargados de extraer las sales de calcio y magnesio del agua que llega a nuestra vivienda. Es decir, eliminan la cal, pero no la purifican para beber. Este tipo de equipos suelen ser más grandes y altos que una ósmosis doméstica, y se ubican principalmente cerca de la entrada general de agua. En el caso de los pisos, se suelen instalar en la cocina o el lavadero.
Los descalcificadores conllevan una instalación más compleja que los equipos de ósmosis inversa, por lo que también requiere de mano de obra cualificada. Su mantenimiento no es especialmente complejo, aunque habrá que comprobar mensualmente los niveles de sal y dureza del agua a la entrada y salida del domicilio. La sal se suele reponer cada mes o cuando se agota. Y es conveniente que, de manera anual, un servicio técnico revise los equipos.
En H20 Tratamientos, con más de 25 años de experiencia en el tratamiento del agua, estaremos encantados de asesorarte y ayudarte a resolver cualquier duda.