El agua es el génesis de cualquier jardín y cada vez es un bien más escaso. Por eso, en este artículo vamos a ayudarte a planificar un espacio bello, terapéutico y respetuoso con el agua. La clave es el riego por goteo.
Al pintor belga Jan Brueghel, el Viejo, le perseguía una obsesión: pintar el paraíso. Por eso lo hizo más de cien veces. El jardín del Edén que imaginaba el artista estaba poblado por animales de todo tipo: exóticos y cercanos a su realidad; grandes como dromedarios y pequeños como hámsteres; acuáticos como los cisnes y aéreos como los tucanes. Y siempre los recorría un cuerpo de agua: un río, un lago, un estanque.

Planificar el jardín ideal
El primer paso para diseñar un vergel es observar el entorno donde se plantará y determinar sus características:
La superficie sobre la que plantamos es mucho más que tierra, hojas secas e insectos. Es una compleja mezcla de componentes físicos, químicos y biológicos. Existen plantas adaptadas a todo tipo de suelos, pero en nuestra mano está equilibrar sus nutrientes y mantenerlo en buenas condiciones para cada uno de nuestros cultivos.
Conocer las horas de luz, la incidencia del sol y del viento, las variaciones de temperatura y de pluviometría, los desniveles… Necesitas tener bajo control. Dedica un tiempo a observar, anotar los cambios e investigar dónde te encuentras.
Determina qué variedades quieres plantar y cosechar. ¿Quieres árboles frutales? ¿Especies exclusivamente ornamentales? ¿Plantas medicinales? Decidir qué quieres recibir es indispensable para preparar el espacio
Sin agua, no hay nada que hacer. Asegúrate de qué tipo de agua tienes, cuánta, cuándo y de qué forma estará disponible para ti. Si tienes un pozo, tienes un tesoro que debes cuidar. Ya te contamos cómo potabilizarlo. Hoy te contamos cómo aprovecharlo para el cuidado de tus plantas.

Regar de forma sostenible y sin despilfarrar
En algunas regiones, incluida Andalucía, existen restricciones cada vez más frecuentes de agua. Además, dependiendo de cómo reguemos, el precio se puede disparar. Por eso hay dos claves que tienes que grabar a fuego en tu cabeza: conservar, recoger y reducir.
Conservar agua reduciendo la evaporación
- Cubrir los espacios de almacenamiento como pozos, albercas o depósitos.
- Usar acolchados.
- Regar al amanecer o al atardecer.
- Proteger el espacio con árboles de sombra.
- Agrupar plantas en función de sus necesidades hídricas y elaborar compost.
Recoger agua de lluvia
Si tienes pozo, será pan comido tener agua disponible de forma constante. Pero no está de más instalar canalizaciones y depósitos que te ayuden a almacenar más.
Reducir el consumo
Puede parecer complicado porque si hay que regar, hay que gastar. Pero todo suma. El riego por goteo es un sistema mucho más eficiente (75% – 90%) que la aspersión (47% – 65%), por ejemplo. Eso sí, la instalación de riego por goteo exige algo de mantenimiento para evitar incrustaciones y perforaciones, que pueden provocar pérdidas de hasta 1000 litros diarios[1].
Prevención de averías en tu riego por goteo
La cal, los organismos y las raíces son las grandes enemigas de instalación de riego por goteo. Contra los asaltantes biológicos puedes usar, de vez en cuando, herbicidas ecológicos para evitar que proliferen dentro de los conductos. Contra el óxido de calcio (cal), causante de la corrosión y graves incrustaciones, puedes apostar por un descalcificador.
La vida útil habitual de un sistema de riego por goteo oscila entre los 3 y 5 años si se producen bloqueos. Un buen mantenimiento y la ayuda de un descalcificador te aseguraría una instalación de riego por goteo mucho más duradera.
En Tratamientos H2O estamos comprometidos con el cuidado del medio ambiente y la gestión responsable del agua. Si quieres instalar un descalcificador en tu casa de campo o domicilio, escríbenos, llámanos al 958 465 589 o date una vuelta por nuestra tienda online.
[1] Datos extraídos del libro Cómo hacer tu vida más verde con la permacultura. Ross Mars y Simone Willis. Ediciones Kaicron. 2021.