En algunas zonas geográficas el agua presenta mayor dureza debido a una alta concentración de compuestos minerales, concretamente sales de magnesio y calcio. Como ya comentamos en nuestro blog, esto ocurre sobre todo en la mitad este y sur de España, donde encontramos agua con niveles de dureza intermedios y altos.
El agua dura que llega a nuestro hogar puede no resultarnos agradable para el consumo por su sabor o reducir la vida útil de nuestros electrodomésticos por la acumulación de cal en las resistencias. Pero también puede tener consecuencias para nuestra salud a través de gestos tan cotidianos como ducharnos o lavarnos las manos.
Según un estudio de la Universidad de Sheffield y el King’s College de Londres, la exposición al agua dura daña la barrera protectora de nuestra piel y puede contribuir al desarrollo del eccema o dermatitis atópica y a una mayor sensibilidad. Esta capa más superficial de nuestra piel es la que nos protege frente agresiones externas como bacterias o quemaduras solares.
El pH de nuestra piel es normalmente ácido, es decir, tiene un pH con un valor por debajo de 7, mientras que el agua dura tiene una alta alcalinidad, con un pH por encima de 7. Esto significa que el agua dura puede elevar el pH de la superficie de la piel, con lo que se alteraría la función natural de la piel como barrera física, de acuerdo con la investigación mencionada.
Para evitar que se eleve el pH de nuestra piel y la aparición de los molestos picores e hinchazones asociados con la dermatitis atópica, debemos proteger esta barrera de defensa mediante la corrección del pH del agua. Pero ¿cómo? La descalcificación es la manera más eficaz de cambiar la dureza del agua de toda la vivienda.
El descalcificador, aliado para un pH del agua adecuado
Con la instalación de un buen equipo descalcificador conseguiremos eliminar las sales de calcio y el magnesio que contiene el agua que llega a nuestro hogar, asegurando un pH adecuado y respetuoso con nuestra piel y la de los más pequeños.
Por su gran dimensión, el descalcificador debe situarse cerca de la entrada general del agua de nuestra casa. Además, es aconsejable situar un prefiltro entre la entrada general de agua y el equipo para protegerlo de la posible entrada de impurezas procedentes del barro o pequeñas piedras. Si se trata de un apartamento, el equipo se colocará en la cocina o en el lavadero. Para su instalación requeriremos de mano de obra cualificada.
Para un correcto mantenimiento de estos equipos, deberemos comprobar mensualmente los niveles de sal y la dureza del agua a la entrada y salida del domicilio. Cada mes repondremos la sal o cuando veamos que esta se agota. Y es conveniente la revisión anual de estos equipos por parte de un servicio técnico.
En H2O ofrecemos un servicio integral de equipos descalcificadores domésticos, ocupándonos tanto de su comercialización e instalación como de su mantenimiento. Nuestros expertos estarán encantados de resolver cualquier duda que puedas tener.